Se acabó el mundial

Increíble pero cierto. Aunque nunca pensé que algo así me pudiera pasar a mi, he de reconocerlo, me he viciado con el mundial de futbol como nunca antes... Menos mal que nunca tuve las esperanzas puestas en el borracho de hortaleza y sus animadoras. El caso es que nos hicimos con el mundial en casa con la aportación de gran parte de la Spanish Mafia, nos cojimos el proyector de la oficina, colocamos los sofás como si de un cine se tratara, con sillas al fondo, colgamos banderas de casi todas las nacionalidades participantes por todas partes y en la pared, vimos el mundial a pantalla gigante... Preparamos también un porra para todo el mundial, motivo por el que realmente hemos estado tan enganchados al futbol. Tanto que estabamos deseando que se acabara para volver a la realidad. Y a ver los partidos en casa con mogollón de gente y bastante ambiente en general... Pena que con tanta organización, no pudiera ver algunos de los pocos partidos que el de hortaleza logró aguantar. El primero me pilló en Jordania, a orillas del Mar Muerto. El Segundo en casa, en Dubai, el Tercero lo vi en Teherán, en casa de los becarios y el cuarto y último de nuevo en casa, en Dubai..... Me cago en el de Hortaleza, que por su culpa no he podido ver más partidos fuera de casa. A cambio y para pasar el tiempo, al fin de semana siguiente de ir a Irán (esto no lo había contado) el marido de Elisabeth, una compañera de la oficina, que es piloto, me dio una vuelta en avioneta por Dubai. Espectacular ver la que se está liando aquí desde el aire, verlo para creerlo. Y para rematar y como despedida de Eduardo, becario del Ivex (de valencia) que nos abandona mañana, el fin de samana pasado no fuimos de excursión a mussandam. Sólo nos faltaba un autobús para todos los que íbamos. Hicimos buceo los que sabemos, claro, en el estrecho de Hormuz, donde se cierra al golfo pérsico el Mar Arábigo y que separa la península de Irán. Ya os hablé de este lugar estratégico y perfecto para el contrabando allá por el mes de Enero. Chulísimo En fin que a pesar del calor asfixiante que tenemos, uno al final se acostumbra y seguimos haciendo lo que buenamente se puede