29 junio 2006

Irán

Pues sí,

Estuve en tierras de la cuna del antiguo Imperio Persa. El de las alfombras voladoras y Darío el Grande.

El jueves por la noche, al salir del trabajo cojimos un avión y nos fuimos a una fiesta a Teherán. Si lo que oís, de fiesta a Teherán!!! Con las peculiaridades que esto implica. En una casa, con alcohol de contrabando, por supuesto y siempre algún diplomático por si se presenta la policia religiosa no pasar más de una una noche en la cárcel.....

Que no es para tanto......

Al día siguiente estuvimos visitando Teherán y todas las perlitas del régimen de los ayatolás (Imam Khomeini y sus secuaces y sucesores) en contra de los occidentales. Al principio te tienes que frotar los ojos para darte cuenta que las burradas que estás viendo pintadas en la tapia de la antigua embajada de Estados Unidos son reales.... y después te das cuenta que se trata más de propaganda del régimen para autojustificarse y mantenerse en el poder a costa de buscar un enemigo acérrimo culpable de todos sus males que de un sentimiento generalizado de la gente.

De echo nada más lejos de la realidad, pues son gente que a primera vista parece más abierta de lo que uno se pueda pensar, aunque no hable inglés ni Perry Mason ni su amigo Luke son gente muy agradable, te ayudan (en lo que pueden si te logras hacer entender) te preguntan de donde eres.....

Bueno y al día siguiente ida vuelta a Esfahan, sorprendente ciudad con la tercera plaza más grande del mundo después de Pekín y Moscú. Además de ser la segunda ciudad en importancia del Irán actual después de Teherán (que tiene la friolera de 17 millones de habitantes) así como la segunda ciudad en importancia del antiguo imperio Persa tras Persépolis, cuyas ruinas se encuentran un poco más al sur de Esfahan. Concretamente cerca de la ciudad de Shiraz, pero a donde no pudimos ir por falta de tiempo, prsupuesto y vaciones.

Queda una pendiente y excusa para volver.

Desde luego una pena como un régimen totalitario, por mucho que lo disfracen con una especie de gobierno electo, basado en una interpretación más que dudosa de una religión, es capaz de aplastar (o almenos de relegar a un segundo plano) una cultura tan intresante como parece la Persa, como dicen muchos de ellos.

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