Unos llegan y otros marchan. Eso es ley de vida, lo se. Y aún más en Dubai, ciudad de paso por excelencia.
Uno está acostumbrado a conocer gente y despedirse. En ocasiones es un simple hasta luego, y esto es otra cosa. Otras es un adiós para siempre y otras son sencillamente buenas intenciones.
Viajas, vienes, vas, te mueves, sales, entras... siempre conociendo gente nueva, al menos en mi caso. Es genial, conoces gente increíble y detestable y una amplia gama que anda por el medio. Al final casi se convierte en una droga, como el viajar...
El problema está a la hora de la despedida. La mayoría de las veces te despides con muy buenas intenciones, quién sabe lo que nos espera. Es más, te queda el gusanillo de andar pendiente y si es posible de volver a verte, a ver que ha sido de su vida...
¿Pero cómo despide uno de 12 amigos que se van de golpe para no volver?
Demasiados adioses para cualquiera, más cuando uno está acostumbrado a ser el que marcha y no el que se queda.
No se como describirlo, básicamente, puteado. Aunque en unos días se pasará. Además me quedo en Navidad....
23 diciembre 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Casi me pones tierno. ¿No te he dicho que dejes lo porros? Si además los mezclas con calimocho, pasa lo que leemos aquí.
Feliz Navidad!!!!
Publicar un comentario